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EL MIEDO
El miedo. No supe que lo tenía hasta que me lo dijeron, ese medio paralizante e irracional que no puedes ver por ti misma sin la ayuda de un tercero, en mi caso, sin mi psicóloga. ¿Cuál es este miedo que tengo dentro se preguntarán? El miedo a sanar. Llevo conviviendo con un trastorno alimenticio por más de 15 años, se ha convertido en mi relación mas larga en mi vida, se ha adentrado tanto en mi que ya no conozco a una Carolina sin ella, y eso es, ¿Quién será la Carolina sin ella? ¿Me reconoceré a mi misma en una vida sin esta enfermedad?
Es una locura pensar que una persona no se quiera sanar de algo así considerando lo dañino que puede ser vivir por tantos años con un trastorno alimenticio, pero el miedo paralizante que te invade al no saber que hay más allá de esto es tan grande que te nubla la razón hasta el punto de quedar en negro. Me quiero sanar, creo que todas las personas que sufren de esto lo quieren y he estado trabajando en conjunto con especialistas para eso pero el trabajo que tomará años para hacerlo se alargará por el hecho de tener esto dentro de mi que tal como esta enfermedad no saldrá tan fácilmente. Nunca sospeché que sería algo que coexistiera con este padecimiento, nunca en todos los años de terapia pensé que esta ambivalencia formaría parte de este largo y tedioso proceso, pero lo es, y lo recuerdo con cada dolor de pecho que siento al pensar que el día de mañana no reconoceré a la persona parada frente al espejo sin este problema que ha causado tanto malestar en mi vida.
Ahora sé que existe, ahora sé que es una gran piedra en mi camino hacía la sanación de esto y por eso mismo ahora podemos trabajar en ello y concentrarnos en destruir tan fuerte arraigo que tengo con esta malvada enfermedad, esta sucia y toxica relación que muchas personas tienen y cambian su vida para siempre.
El camino es largo, pero es un camino que estoy dispuesta a seguir junto con el miedo que esto implica, pero estoy rodeada de personas que me ayudan a continuar y a derrocar el sentimiento paralizante que me provoca el pensar que pasará el día de mañana y a ver que el futuro no será tan amenazante como lo pienso en mi cabeza.