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PROBLEMÁTICAS TRATADAS

Trastornos de Ánimo

Los trastornos del estado del ánimo o trastornos afectivos son un tipo enfermedad mental que se manifiesta como una alteración del estado emocional que se vuelve invasivo, persistente y que afecta las distintas áreas de la vida de una persona. Tanto la tristeza como la alegría son parte de nuestra vida cotidiana, pero la acentuación de estos estados emocionales, cuando no se relacionan con alguna causa justificada, pueden llevar a cambios importantes y duraderos en nuestra forma de pensar, sentir o actuar. Esto puede manifestarse en forma de depresión o estados eufóricos. Además se asocian  a trastornos de ansiedad o pueden incluso darse simultáneamente.

La persona deprimida tiene una visión negativa de sí misma y del entorno que la rodea, sus pensamientos se tiñen de un color más oscuro, así como la percepción del futuro. Esta negatividad lo impregna todo en la mente de quien lo padece, puede implicar la pérdida de interés en actividades que hasta entonces disfrutaba, así como cambios cognitivos; percibir una disminución en la eficiencia y elevada autocrítica. A estas alteraciones en el estado de ánimo, depresión o irritabilidad, se suman otros síntomas como cambios concomitantes en el sueño, sentimientos de culpa, pérdida de energía, problemas de concentración, cambios en el apetito, procesamiento psicomotor alterado (retraso o agitación) e ideación suicida.

Cabe destacar que estos trastornos pueden presentar un factor biológico importante (tanto como predisposición como consecuencia directa de la propia depresión) haciéndose necesario el uso de medicamentos. Cuando los fármacos se complementan con psicoterapia, aumentan las probabilidades de éxito del tratamiento, acorta el tiempo de mejoría y disminuye la posibilidad de poner en  riesgo la vida. Es muy importancia su identificación y pronto tratamiento para mejorar pronóstico y resultados.

 

Algunos de los trastornos del estado de ánimo más comunes son:

  •  Trastorno depresivo: Períodos largos y persistentes de tristeza extrema.

  •  Trastorno bipolar: Se caracteriza por fluctuar entre momentos depresivos de tristeza, baja de ánimo y manía (euforia).

  • Distimia: Sentimientos de tristeza, apatía y desesperanza  permanente o crónica.

  • Trastorno afectivo estacional: Es una forma de depresión que, muy a menudo, está relacionada con menos horas de luz solar característico de los cambios de estación.

  • Depresión post parto: La mayoría de las madres primerizas sienten algunos cambios en el estado de ánimo, episodios de llanto, ansiedad y dificultad para dormir, después del nacimiento del bebé. Sin embargo, algunas madres pueden experimentar una forma de depresión más grave, de mayor duración y que puede complejizar el vínculo con su hijo en una etapa tan delicada tanto para él como para su madre. Cuando esto ocurre nos encontramos frente a una depresión posparto. Esta situación  no es un defecto de carácter o una debilidad, ni mucho menos significa que no quieras a tu hijo, es algo que no depende de tí pero que con un tratamiento adecuado puedes remediar logrando sentirte mejor y facilitando un apego seguro  con tu bebé.

 

Si estás preocupado porque crees que podrías tener un trastorno del estado de ánimo, pide una consulta con un profesional de salud mental tan pronto como sea posible. Es poco probable que desaparezca por sí solo e, incluso, puede empeorar con el tiempo. Busca ayuda profesional antes de que el trastorno se agrave, ya que suele ser más fácil tratarlo al comienzo.

Busca ayuda profesional y contáctanos si:

  • Sientes que tus emociones interfieren en tu trabajo, tus relaciones, tus actividades sociales u otros aspectos de tu vida.

  • Tienes problemas con el alcohol o las drogas.

  • Tienes conductas o pensamientos suicidas (de ser así, procura tratamiento de urgencia inmediatamente).

Trastornos de Ansiedad

Sentir ansiedad de modo ocasional es una parte normal de la vida. Sin embargo, las personas con trastornos de ansiedad con frecuencia tienen preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias.

Estos sentimientos de ansiedad y pánico interfieren con las actividades diarias, son difíciles de controlar, y pueden durar un largo tiempo. Con el propósito de prevenir estos sentimientos, puede suceder que la persona incluso evite ciertos lugares o situaciones.

La ansiedad es una reacción de tensión sin causa aparente, más difusa y menos focalizada que los miedos y las fobias. La reacción emocional ante un peligro o amenaza se manifiesta mediante un conjunto de respuestas tanto fisiológicas, cognitivas y conductuales.

Esta puede producirse por factores genéticos, bioquímicos, del entorno y ciertas características de personalidad del individuo, todo ello contribuye al desarrollo de los trastornos de ansiedad. La mayoría de las personas con estos trastornos parecen tener una vulnerabilidad biológica al estrés, que los hace más susceptibles a los estímulos ambientales.

Cuando tienes un trastorno ansioso puedes sentir:

  • Dificultades para controlar las preocupaciones.

  • Dificultad en la toma de decisiones.

  • Sensación de nerviosismo, de peligro o pánico.

  • Aprensión, pensamientos negativos como inferioridad o incapacidad.

  • Dificultades para concentrarte o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual.

  • Irritabilidad.

  • Sensación de debilidad o cansancio.

  • Dificultades para conciliar el sueño.

  • Padecer problemas gastrointestinales (náuseas, diarrea, inflamación intestinal).

  • Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad.

 

Una manifestación aguda del trastorno de ansiedad puede llegar a manifestarse en una crisis de pánico, en la cual además de experimentar las sensaciones antes mencionadas puedes tener:

  • Aumento del ritmo cardíaco.

  • Respiración acelerada.

  • Sudoración.

  • Temblores.

  • Dolor agudo en el pecho o garganta.

  • Pensamientos catastróficos de que algo “malo” puede suceder, o incluso tener la sensación o creencia de poder morir en ese momento.

 

Existen diferentes trastornos ansiosos, algunos de los más comunes son:

  • Agorafobia: Es cuando te dan miedo ciertos lugares y situaciones que pueden causarte pánico o la sensación de sentirte atrapado, indefenso o avergonzado.

  • Trastorno de ansiedad generalizada: Se vivencia como una preocupación persistente y excesiva por ciertas actividades o eventos, que incluso pueden ser asuntos comunes de tu rutina. La preocupación parece desproporcionada con respecto a la situación actual, es difícil de controlar y afecta la forma en que te sientes físicamente.

  • Trastorno de pánico: Es cuando tienes episodios repetidos de sensaciones repentinas de ansiedad y un terror intenso que alcanza un nivel máximo en minutos (ataques de pánico). Puedes tener la sensación de una catástrofe inminente, dificultad para respirar, dolor en el pecho o latidos rápidos.

  • Trastorno de ansiedad o fobia social: Es cuando sientes altos niveles de ansiedad, miedo o rechazo a situaciones sociales debido a sentimientos de vergüenza, inseguridad y preocupación por ser juzgado o percibido de manera negativa por otras personas.

  • Trastorno adaptativo: Es una mala adaptación a una nueva situación la cual es vivida con un malestar significativo, y en la que puedes sentirte desbordado, o superado por un nuevo reto al que enfrentarse. Existen diversas situaciones personales o cambios psicosociales que podrían desencadenar síntomas, como, por ejemplo, traslado de ciudad o país, cambio de colegio, pérdida de empleo, ruptura de pareja, separación de los padres, emancipación de un hijo, etc. Un trastorno adaptativo puede disminuir con el tiempo, pero también puede agravarse y llevar a una depresión.

  • Fobias específicas: Se caracterizan por una notable ansiedad cuando estás expuesto a un objeto o situación específica, seguido por un deseo por evitarlos. En algunos casos las fobias te pueden provocar ataques de pánico.

 

  • Trastorno de ansiedad inducido por sustancias: Se da cuando tienes síntomas de ansiedad o pánico intensos como resultado directo del uso indebido de drogas, como tomar medicamentos, estar expuesto a una sustancia tóxica o tener abstinencia a causa de las drogas. 

 

En niños los trastornos ansiosos suelen tomar otras formas:

  • Mutismo selectivo: Es una dificultad constante que tienen los niños para hablar solo en ciertas situaciones y otras no, como en el colegio, incluso cuando pueden hablar en otras situaciones, como en el hogar con miembros cercanos de la familia. Esto puede afectar el desempeño académico o en términos sociales.

 

  • Trastorno de ansiedad por separación: Es un trastorno de la niñez que se caracteriza por una ansiedad que es excesiva para el nivel de desarrollo del niño y que se relaciona con la separación de los padres u otras personas que sean figuras de apego.

 

  • Fobias específicas: Tienen relación con un aumento de ansiedad ante un objeto o estímulo y la necesidad de evitarlos. Ej. Fobia a algún animal, a la oscuridad, etc.

 

  • Fobia escolar: Se evidencia cuando hay un rechazo persistente de asistir al establecimiento educacional acompañado por síntomas ansiosos, dolores estomacales o de cabeza, llanto, vómitos, entre otros  y que suelen agudizarse el día previo a comenzar la semana escolar.

 

 

Si tienes un trastorno ansioso es importante acudir a un profesional especializado, ya que es poco probable que estos síntomas o preocupaciones desaparezcan solas, incluso pueden empeorar con el tiempo o volverse crónicas. Por lo general este tipo de afección tiene muy buena respuesta a tratamiento farmacológico, acompañado de psicoterapia individual.

Trastornos de la Conducta Alimentaria y de la Ingesta de Alimentos

Estos trastornos consisten en una alteración persistente en la alimentación o en comportamientos relacionados con la comida, que llevan a alteraciones en el consumo o en la absorción de los alimentos, pudiendo causar implicancias graves en la salud física y emocional de las personas.

Trastornos de la Conducta Alimentaria

Los Trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades mentales,  biológicamente influenciadas y que impactan en todas las esferas del funcionamiento de la persona. Se caracterizan por un patrón persistente de alimentación poco saludable o de restricción alimentaria y conllevan emociones extremas junto con comportamientos dirigidos hacia poder controlar su autoimagen. Pueden causar problemas serios de salud y gran sufrimiento que puede afectar la vida familiar, social, laboral o escolar de la persona. Estas enfermedades pueden llegar a ser tan invalidantes, graves y dolorosas que presentan la tasa de mortalidad más alta dentro de los trastornos de salud mental.

Los TCA representan un importante problema de salud debido a las consecuencias físicas, dificultad del manejo psicoterapéutico, larga duración y comorbilidades tanto físicas como psiquiátricas. Todo esto, en conjunto, forma parte de una compleja dinámica que puede llevarlos a ser enfermedades con características de cronicidad.

Estos trastornos no se eligen, son psicopatologías complejas que están directamente relacionadas con valores, cultura, estereotipos de género, demandas sociales, factores psicológicos (individuales y familiares) e influencias biológicas. Es por esto que son enfermedades biopsicosociales y a las cuales no podemos atribuirles una única razón. Las personas que viven estos trastornos tienen su autovaloración enormemente influida en función de la percepción que tienen de su aspecto físico. Si bien son problemas que se han visto mayormente presentes en mujeres, cada vez es más frecuente encontrarlos también en hombres. Actualmente es una realidad que puede afectar a cualquier sexo, raza y clase social.

Se puede tener un TCA en cualquier peso. Estas enfermedades suelen asociarse a una imagen extremadamente delgada y eso no siempre es así. Es más, la mayoría de las personas que tienen un TCA están en un peso e imagen que puede ser considerada como “normal” y saludable.

 

Es muy importante entender que estas enfermedades tienen tratamiento y mientras antes se inicie, mejor será el pronóstico y probabilidad de una buena recuperación.

Anorexia Nerviosa

 

La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que puede ser mortal, y se caracteriza  por una restricción en la ingesta energética que lleva a la persona a estar significativamente por debajo de su peso adecuado según edad, sexo, curso del desarrollo y salud física. Las personas  sienten un miedo intenso y constante a subir de peso, incluso estando por debajo del  peso mínimo esperado. Los pensamientos relacionados con el propio cuerpo, el peso y la comida están permanentemente presentes en lo cotidiano e impactan profundamente en la auto estima y el estado de ánimo.

Cuando tienes anorexia, tiendes a limitar en exceso la ingesta de calorías y puedes utilizar otros métodos para bajar de peso como realizar demasiada actividad física, tomar laxantes o diuréticos e incluso vomitar después de comer. Los constantes esfuerzos para controlar el  peso, incluso cuando tu peso corporal es bajo, pueden generarte graves problemas de salud pudiendo llevarte incluso a la muerte. Es muy probable que no veas la gravedad de la enfermedad, que sientas que tienes todo bajo control  y que no necesitas buscar ayuda, sin embargo, es un problema que puede rápidamente tomar el control de tu vida y es muy difícil que la puedas superar sola o solo.

Bulimia Nerviosa

 

Las personas que sufren de bulimia nerviosa experimentan regularmente lo que se llama atracones, es decir, ingerir una gran cantidad de alimentos en un lapso corto de tiempo y con sensación de perder el control. Estos episodios generan gran malestar posterior, con sentimientos de culpa por las calorías ingeridas,  posible dolor estomacal asociado y pánico a subir de peso. Debido a esto se producen comportamientos compensatorios (purgas), es decir, estrategias poco sanas para la salud, en general consistentes en intentar “anular” el atracón;  Vómitos, uso de laxantes/diuréticos, ejercicio en exceso   o ayuno prolongado.

Por lo general, estas personas mantienen un peso dentro de lo esperado para la edad y estatura, aunque puede haber fluctuaciones  rápidas e importantes.

Cuando padeces bulimia, tienes episodios de atracones y una necesidad permanente de tener que compensarlos de cualquier manera incluso aunque sepas que te puedes hacer daño o que no es “normal”. Debido a estas mismas conductas compensatorias en algún momento volverás a sentir la necesidad imperiosa de comer lo que va a generar que se inicie nuevamente el círculo vicioso de atracones y purgas. Lo más probable es que tengas episodios donde consumirás una gran cantidad de alimentos en un corto periodo de tiempo, y que después intentaras deshacerte del “exceso” de calorías de una manera poco saludable. Los sentimientos de culpa, vergüenza, fracaso y el temor a subir de peso te pueden llevar a la provocación de vómitos, ejercitarte de forma desmesurada y/o utilizar laxantes o diuréticos pensando que así podrás deshacerte de las calorías y sintiendo que puedes hacer  “desaparecer” el momento de descontrol.

Este trastorno puede generarte  graves deterioros a nivel físico como desequilibrio hidroelectrolítico, úlceras esofágicas, gástricas y alteraciones dentales, entre otras. Estas consecuencias físicas también podrían ser tan graves que incluso podrían llevarte a la muerte o a situaciones irreversibles, que quizás, no se sientan o vean ahora, pero que más adelante tienen una altísima probabilidad de aparecer.

 

Al ser tan común que las personas con anorexia o bulimia no reconozcan la gravedad de la enfermedad, es crucial la intervención del entorno más cercano (familia, pareja, amigos) para ayudar a generar conciencia y fomentar la búsqueda de ayuda profesional. Si estás preocupado por algún ser querido, muéstrale tu preocupación e insiste en que busque ayuda, ya que lo más probable es que aún no esté listo para reconocer que tiene un grave problema de salud.

Trastorno por Atracones

 

Las personas que tienen este trastorno experimentan regularmente atracones; sin embargo, no recurren a comportamientos compensatorios como medio para regular el peso. En estas personas existe gran sufrimiento por la sensación de falta de control con la comida, autovaloración baja, sentimiento de  fracaso, vergüenza y culpa afectando las diferentes esferas de sus vidas (anímica, social, familiar,  laboral o escolar).

Cuando tienes un trastorno por atracón, se vuelve común comer en exceso y rápido sintiendo que no lo puedes evitar ni controlar. Esto puede ocurrir incluso cuando no sientes hambre o sintiendo malestar físico. Después de un atracón, te inundan sentimientos de culpa, rabia, fracaso y vergüenza y  a veces puedes llegar a comer incluso debido a  esos mismos sentimientos, como si te  “merecieras” un castigo.

Muchas personas que acuden a un centro de estética u obesidad pueden padecer este trastorno y la ausencia de un diagnóstico y tratamiento adecuado hace que los resultados no se puedan cumplir  reforzando el sentimiento de ineficacia en esas personas.

El trastorno por atracón puede darse en personas con peso “normal”, sobrepeso u obesidad. No todas las personas que tienen un trastorno por atracones tienen obesidad y no todas las personas que tienen obesidad tienen este trastorno.

Es muy importante que te acerques a profesionales especializados para un diagnóstico y tratamiento correcto.

Trastornos de la Ingesta Alimentaria

Pica

Es un trastorno alimentario que consiste en un deseo irresistible de comer o lamer sustancias no nutritivas o inusuales como tierra, tiza, barro, etc.

 

Trastorno Evitativo / Restrictivo de la Ingesta (ARFID)

Se caracteriza por la persistencia de un incumplimiento de las necesidades nutricionales y/o energéticas adecuadas que conduce a uno o más de los siguientes: Pérdida significativa de peso (o incapacidad de lograr un aumento de peso esperado o un crecimiento en un niño), deficiencia nutricional significativa, dependencia de suplementos nutricionales e interferencia marcada con el funcionamiento psicosocial. Se puede confundir con la anorexia nerviosa, sin embargo las personas que presentan ARFID no manifiestan preocupación por el peso y la figura. Puede afectar a ambos sexos y, aunque es más común en niños y adolescentes, puede presentarse en otras edades.

Es muy probable que las personas que tienen este diagnóstico tengan otras comorbilidades psiquiátricas especialmente relacionados con trastornos de ansiedad.

 

Síndrome de rumiación

Este trastorno consiste en regurgitar en repetidas ocasiones la comida después de comer y por lo general todos los días. Las personas que tienen este trastorno pueden masticar nuevamente el alimento, escupirlo o tragarlo de nuevo. El trastorno puede ocurrir en bebés, niños, adolescentes o adultos. A diferencia de los vómitos, la regurgitación no es contundente y puede ser voluntaria. Sin embargo, la persona puede referir y sentir que no puede dejar de hacerlo.

Abordaje de los Trastornos de la Conducta Alimentaria

El camino a la recuperación de un problema alimentario suele ser largo, difícil y a veces parece hasta imposible, pero una vez que empiezas a comprender mejor lo que te pasa, cuando sientas que vas  logrando pequeños objetivos y te des cuenta que tu vida empieza a tener un nuevo sentido  se convertirá en uno de los logros más importantes de tu vida.

 

El primer gran paso lo constituye un diagnóstico adecuado y multidisciplinar a cargo de nuestro grupo de profesionales especializados y con vasta experiencia clínica en este tipo de problemáticas. Es indispensable evaluar el estado físico tanto desde el punto de vista nutricional como médico, además de todo el contexto psicológico individual y social tanto del paciente como de su entorno más cercano.

Aunque el manejo del peso es crucial, la superación de un TCA implica mucho más que eso. El abordaje integral permite reflexionar acerca del papel que éste cumple en la vida de la persona y de su familia. Esto quiere decir que nadie elige padecer esta enfermedad y que hay una dinámica compleja y multifactorial que comprender y que puede explicar, en gran medida, el por qué se puede hacer tan difícil superarla.

En Aída nos preocupamos de analizar detalladamente la situación de cada persona, considerando, entre muchos aspectos, el tiempo de la enfermedad, el impacto de ésta en la persona y quienes la rodean, las posibles redes de apoyo y el momento vital de cada paciente. Es por esto que diseñamos programas de intervención individualizados y que pueden tener distintas modalidades.

 

 

Evaluación y tratamiento nutricional

 

El tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), requiere un enfoque colaborativo por un equipo interdisciplinario de salud mental, nutrición y especialistas médicos. La intervención nutricional, es un componente esencial del tratamiento  durante la evaluación y a lo largo de todo el proceso de atención.

La evaluación nutricional, es la metodología que se utiliza para determinar el estado nutricional de un individuo y permite priorizar y tomar decisiones del tipo de intervención que se debe realizar. La valoración nutricional permite la identificación de comportamientos alimentarios problemáticos para el manejo del peso corporal además de cuantificar la gravedad del compromiso biomédico y del estado nutricional. A partir de esto podemos establecer metas realistas y alcanzables relacionadas con la nutrición para apoyar a las personas en la realización de cambios que permitan una relación más tranquila con la comida y su figura corporal. Esta evaluación considera aspectos sociales, antropométricos, alimentario-nutricionales y clínicos, con la finalidad de realizar un diagnóstico nutricional integrado y personalizado. Luego del diagnóstico es necesario establecer objetivos dietoterapéuticos, determinar requerimientos nutricionales de macro y micronutrientes, priorizar intervenciones alimentario-nutricionales (distintas en cada paciente), realizar educación y consejería alimentario nutricional a la paciente (y su familia si corresponde), evaluar el impacto de la(s) intervención(es) realizadas y realizar ajustes pertinentes para el logro de metas y objetivos propuestos. Lo anterior se realiza con la finalidad de ayudar a nuestras pacientes a desarrollar un patrón alimentario saludable y lograr la rehabilitación nutricional, ya sea a través de la restauración o mantenimiento del peso según corresponda.

Somos especialistas en trastornos de la conducta alimentaria y esto quiere decir que  sabemos, conocemos y comprendemos las dificultades emocionales y el miedo que te puede generar trabajar en los cambios en los patrones alimentarios, la imagen corporal y el peso. Por esto las intervenciones nutricionales se realizan de manera progresiva y adaptadas a cada paciente en coordinación con todo el equipo tratante.

 

 

Nivel Ambulatorio: Consiste, principalmente, en que el paciente acude a sesiones de psicoterapia individual, familiar (cuando sea oportuno), nutricionales y psiquiátricas (cuando sean necesarias).

Las sesiones de psicoterapia individual suelen tener (sobre todo al principio del tratamiento) una frecuencia de al menos una vez por semana. El objetivo principal de estas sesiones es contener, acompañar a la paciente y comprender el significado y dinámica de la enfermedad en cada persona.

 

Sesiones Psiquiátricas: Muchas veces se vuelve necesario el uso de psicofármacos para lograr una mejor estabilización del cuadro (que suele asociarse a una inestabilidad anímica importante y un aumento de la ansiedad) y a su vez tratar distintas comorbilidades que puedan presentarse.

 

Psicoterapias Familiares: Las familias se pueden convertir en los mejores aliados para el tratamiento, es por esto que, cuando es posible, se complementa el tratamiento individual con sesiones donde participan integrantes de la familia, generando nuevas miradas, aportes y pudiendo aumentar así las posibilidades de éxito terapéutico.

 

 

TCA
Centro de Día
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